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¿Tus Preguntas Ayudan o Hieren a tus Hijos?

Spanish Help or Hurt

Eduardo intentaba ser paciente y reflexivo, pero estaba al límite de su paciencia. Sus dos hijas estaban en el segundo piso discutiendo en voz alta e irrespetuosamente en lugar de ayudarlo a preparar la comida. Mientras él escuchaba la gritería pensaba, ” ¡Ya no más! ¡Esto es suficiente! ¡Se me rebosó la copa!”

Segundos después, sucedió lo inevitable: los gritos se acercaron por las escaleras y entraron a la cocina justo cuando la hermana mayor llegaba inocentemente a cumplir con su deber de alistar la mesa. Eduardo explotó y en voz alta y la sangre hirviendo dijo: “¿Ya estás contenta? ¡Tu hermana está llorando! ¿Conseguiste lo que querías?”

Cuando Eduardo me contó la historia, se veía desanimado. Había estado trabajando en hacer preguntas constructivas y empoderar a sus hijos para resolver sus propios problemas. Técnicamente, hizo un par de preguntas, pero podemos reconocer inmediatamente que la intención no era descubrir nueva información o empoderar a su hija. “Estaba enojado y sabía que quería hacer algunas preguntas”, me dijo con tristeza, “pero esas fueron las únicas que se me vinieron a la mente”.

Yo dije, “¡Eso está muy bien!”

Mientras dejamos atrás viejos hábitos, el camino para convertirnos en los padres que queremos ser puede sentirse bastante largo y difícil. Aunque Eduardo claramente no respondió de la manera en que finalmente le gustaría responder, en este ejemplo vi un cambio en la trayectoria de su paternidad. En lugar de dar órdenes rápidamente cuando sus hijas peleaban, esperó. Hizo lo mejor que pudo para empoderar a sus hijas haciendo preguntas. Y aunque sus esfuerzos no alcanzaron su objetivo, Eduardo ya no quería hablar sobre cómo hacer que las niñas dejaran de pelear e hicieran las tareas, sino sobre lo que había pasado y cómo podía seguir progresando hacia la paternidad que quiere lograr.

Repito — “¡Eso está muy bien!”

Cuando Eduardo recibió mi ánimo, continuamos hablando sobre los sutiles mensajes negativos que sus esfuerzos estaban transmitiendo a su hija:

  • Me estás haciendo enojar. (Es decir: tú controlas mis emociones)
  • Eres un problema.
  • Eres incapaz de relacionarte bien con tu hermana.
  • Soy responsable de tu relación con tu hermana.

Luego hablamos más sobre cómo hacer preguntas constructivas y animar a sus hijas con mensajes positivos. Aquí está la esencia de nuestra conversación.

Primero, hazte algunas preguntas:

  • ¿Está mi corazón con mi hijo y preparado adecuadamente para hablar con él/ella?
  • ¿Le he pedido guía y ayuda a Dios? (Ten en cuenta que los altos niveles de enojo, irritabilidad o frustración deben ser controlados; de lo contrario, incluso las buenas preguntas serán percibidas como trampas o control).
  • ¿Invitan mi tono de voz, expresiones faciales y lenguaje corporal a una conversación amena? (Recuerda que la comunicación no verbal tiene incluso más poder comunicativo que las palabras mismas, y que la naturaleza del contacto visual es la más fuerte de todas).

Cuando los padres se toman el tiempo para reflexionar sobre estas preguntas, hay una mayor receptividad por parte del niño para hablar sobre lo que está sucediendo. El mensaje que reciben los niños es: “Estás a salvo conmigo”.

Luego, involucrar a los niños con algunas preguntas constructivas puede traer un resultado sorprendentemente diferente. Por ejemplo, en el escenario anterior, decir:

  • “Parece que las dos están teniendo un momento difícil. ¿Están bien? (Esto la hace evaluar la situación por sí misma).
  • ¿Qué pasó para que tú empezaras a gritar y para que ella empezara a llorar? (Esto le permite contar su versión de los hechos mientras también considera la perspectiva de su hermana).
  • ¿Qué crees que se necesita para que la relación vuelva a un punto en el que ambas se sientan bien con la otra? (Pedir su opinión pone la responsabilidad de la relación en ellas).
  • ¿Qué diría tu hermana que se necesita para arreglar la situación? (Ayudarla a verlo desde la perspectiva de su hermana es importante para la reconciliación).
  • ¿Necesitas algo de mí parte para ayudarlas a resolver este conflicto? (Ofrecer dar sugerencias o ser un recurso adicional es importante para ayudar a nuestros hijos a pensar en sus opciones).”

Por supuesto que ¡la situación anterior podría tomar cientos de direcciones diferentes! Quizás las hermanas necesiten tiempo aparte para considerar cómo quieren reparar su relación. Quizás la hermana menor necesitará un par de minutos de consuelo y que le hagan preguntas también. Quizás el conflicto no se resuelva hasta después de la comida o hasta el día siguiente. No importa cómo se resuelva el conflicto, lo importante es centrarse en comunicar mensajes positivos a tus hijos de maneras que apoyen su resolución de conflictos.

Los mensajes positivos que los padres pueden transmitir

Los mensajes positivos que los padres transmiten con este enfoque se pueden resumir de la siguiente manera:

  • “Estás a salvo conmigo mientras trabajo para calmarme y resolver mis propios problemas.”
  • “Eres amado, incluso cuando discutes de esta manera.”
  • “Eres capaz de cuidar del otro y de aprender a resolver las cosas.”
  • “Eres responsable de tus relaciones.”

Si quieres que los niños crean estas cosas, comienza por decírselas. Luego, haz preguntas que los ayuden a actuar de esa manera. Si lo haces, la trayectoria en tu hogar también seguirá cambiando.

Chad Hayenga
Chad Hayenga
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